Sin embargo el dolor, que en casa comentaron sería de las posibles muelas del juicio comenzando a ejercer de tocapelotas, no era del todo desagradable. Era más como tener agujetas. Si tocaba con el dedo la parte final de la encía podía notar cierto alivio. El dolor duró unos 3 o 4 días y después desapareció para volver meses más tarde con el mismo patrón. Era algo así como: ¡eh! Si esto son las muelas del juicio no veo que sea para tanto...
Hasta ahora. Llevo unos días sin poder concentrarme en nada y con un humor de perros y es porque ese dolor de encías, que al principio tenía su preocupante morbillo, se ha vuelto insoportable y serio. Ha llegado el momento de que la muela del juicio, brotando abajo a la derecha, arranque por fin. Está moviendo la muela contigua y sospecho pueda estar picándose. Difícil de limpiar a pesar del empeño que pongo, absolutamente asqueroso y grimoso. Si lo añadimos a que de natural vengo de serie con un profundo trauma con los dientes (películas que no debí ver de pequeña y otras cosas) tengo el cubata perfecto para desesperarme. ¿Mañana es lunes no? Mañana llamada médica, alicates, botella de whisky para enjuagues de esos que no se escupen luego, golpe en la cabeza contra una pared y a dormir la mona.
Esto es lo que está pasando dentro de mi boca.
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