Las tramas románticas no me atraen nada, me aburren y me impacientan a la espera de sangre y catapultas.
Horus y Kyrie mantienen una relación compleja de muy difícil acceso. Desde un principio, despojé a Horus de su capacidad para dejar bastardillos sobre la tierra, y hasta me planteé también castrar a los gladiadores, pero una voz sabia me sugirió que, si bien esterilización (química, de alguna manera) servía para que todos aquellos soldados como Horus no tuvieran en mente más delirio que la guerra, extirparles las gónadas harían que careciesen de esa testosterona tan propicia para la batalla. Sea como sea, Horus no podía tener hijos y tampoco tenía dese sexual.
Aunque muy desde el principio se aprecia el interés de Kyrie por el guerrero, estos terminan entendiéndose como cómplices, aprenden a respetarse mutuamente.
No obstante, las crónicas cuentan que un día mientras Horus y Kyrie conversaban, este le contó que había tenido un sueño en el que ambos dormían sobre el mismo lecho, como matrimonio, con la promesa de hijos.
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