La semana pasada, si mal no recuerdo, me hallaba maravillada y enfrascada en una ilustración que estaba haciendo en tiempo record de Taya (la ciborg, la única personaja rubia que tengo) y cuando estaba a escasos minutos de terminarlo, photoshop decidió que no quería trabajar más. Si, esas cosas que ocurren sobre todo cuando no has guardado en ningún momento... Lo único que conservo son algunas capturas de pantalla, pero qué os voy a contar a los creativos que no sepáis de este tema, no apetece nada volver a empezar.
Así que, aprovechando que aún conservo las ganas de hacer ilustraciones de presentación de personajes, empiezo de nuevo (guardando constantemente) y esta vez con Kyrie.
Con ella mantengo una complicada relación de amor y odio. Es muy sencillo escribir sobre ella. Es muy joven, inexperta en casi todo, y aquello en lo que destaca notablemente le resulta parcialmente desconocido, o no lo comprende realmente. Es como escribir sobre mi adolescencia, fácil. Lo complicado viene a la hora de dibujarla, lo cual explica por qué casi todos los personajes importantes están ya muy definidos, y con ella dudo. A parte de ser un personaje con origen ajeno a mi, nunca me he sentido verdaderamente interesada en dibujarla. El motivo supongo que es porque nunca me resultó lo suficientemente exótica, o guerrera, o extrema. Se poco de vestidos, y me cuesta vestirla, por no decir que casi nunca tengo la menor idea de en qué actitud ponerla.
Y todo eso es la razón por la que me he animado a empezar con ella, porque es una chica normal, de estatura media, que no tiene unos marcados y angulosos músculos. Es una manera estupenda de practicar con ropa, poses realistas, cuerpos normales y de paso decidir ya de una vez como va a ser.
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